Pilar Meler ha ocupado el cargo de alcaldesa del municipio de Peralta de Calasanz desde el año 1999 hasta mediados de 2015. Dieciséis años repletos de mucho trabajo, esfuerzo y ganas de mejorar las condiciones de los cuatro núcleos de población que forman el municipio. Con ella hacemos balance de esta etapa de su vida finalizada recientemente.
Comenzamos con María Pilar Meler y sus dieciseis años como alcaldesa, iniciados en 1999. “Después de 25 años en Madrid me trasladé a vivir a Zaragoza. Fue entonces cuando me ofrecieron ir en la candidatura del Partido Aragonés. Conocía a Hipólito Gómez de las Roces, uno de los fundadores del PAR, que fue un gran Presidente de Aragón y que sigue siendo un prestigioso abogado y gran persona. Él me animó a dar el paso. Le tengo un gran respeto”, asiente Pilar Meler. La exalcaldesa ha sido funcionaria al servicio de distintas Administraciones Públicas (Estatal, Autonómica y Local) durante 40 años. Su formación (licenciada en Derecho) y su profesión han marcado la tarea que ha llevado a efecto en el Ayuntamiento. “Lo he vivido como un trabajo profesional más, en este caso en una Administración Municipal”, señala. Durante numerosos años, Pilar Meler ha compatibilizado su trabajo en la Diputación de Zaragoza con la Alcaldía. Todos los fines de semana acudía a Peralta de la Sal, aprovechando los lunes para quedarse e ir al Ayuntamiento. Allí despachaba con la secretaria, atendía visitas y resolvía el día a día de su pueblo, a nivel municipal. “Las telecomunicaciones me facilitaban el contacto diario con el Ayuntamiento. Eso sí, dedicándole mucho tiempo, también durante toda la semana”.
Cuatro años dan para mucho, y el pueblo lo ha notado. Ese resultado final es la máxima satisfacción que Pilar se lleva de todos estos años como alcaldesa. Ver como el abastecimiento de agua ha mejorado gracias a dos nuevos pozos y depósitos o saber que las redes de suministro y saneamiento, en los cascos urbanos, son otras muy distintas a las que encontró significan mucho para una alcaldesa conocedora de la problemática del agua y sus necesidades en esta zona de la comarca. El asfaltado de calles, el alumbrado público o el nuevo pavimento del camino entre Alcampell y Peralta de la Sal forman parte de esa voluntad por mejorar lo que había. “En los pequeños municipios hay poco margen de decisión. Lo que manda es el mantenimiento y lo urgente. Las mayores inversiones se han realizado en el ámbito de los Servicios Obligatorios que nos marca la Ley en referencia al abastecimiento de agua, saneamiento, pavimentación de calles, alumbrado público y acceso a núcleos”, resalta Pilar.
Peralta de Calasanz es uno de los municipios literanos con mayor masa de patrimonio histórico y cultural. En este caso, los esfuerzos se han tenido que redoblar para atender las demandas lógicas que exige el paso del tiempo: en Peralta de la Sal se ha restaurado el Castillo de la Mora, la Casa del Ermitaño de la Mora, la Torre de la Iglesia y el Molino de Aceite, mientras que en Calasanz se ha trabajado en mejorar el estado de la iglesia y la Ermita Románica de San Bartolomé. Gabasa no se ha quedado atrás con su iglesia parroquial y la ermita de Vilet, mientras que en Cuatrocorz se está restaurando la iglesia en colaboración con la Asociación de Vecinos. Los dos consultorios médicos, la biblioteca y el Barranco de Gabasa completan una lista de actuaciones que se multiplican a través de las cuatro poblaciones. “No podemos olvidarnos tampoco de las obras de mera conservación, mantenimiento, reparaciones ordinarias y el coste de los alumbrados públicos que son los que se llevan una buena parte del presupuesto”. Lamentablemente, una de las situaciones que más está lastrando al municipio de Peralta de Calasanz en las últimas décadas es el envejecimiento de la población, y consecuentemente la disminución del número de habitantes. En 1999 había en torno a 288 personas empadronadas; dieciséis años después el padrón arroja un total de 245 vecinos. “A pesar de que se han establecido algunas personas y familias jóvenes, no ha sido suficiente para compensar el descenso de población de los últimos años”, comenta resignada.
Durante estos más de tres lustros, Pilar Meler ha tenido que lidiar con momentos complicados, pero también con otros más felices, que hacen que todo el esfuerzo merezca la pena. “El más complicado fue el incendio que sufrimos en agosto del año 2006. Por el contrario, los mejores momentos han sido varios, sobre todo cuando se consigue hacer algo que mejora un servicio o la vida cotidiana de la gente. Cada obra o servicio que se culmina, no sin superar obstáculos y dificultades de toda índole, es una pequeña satisfacción. Recuerdo especialmente la puesta en servicio de la nueva red de riego o los inicios del Centro de Inseminación y Genética Vilet que da empleo a algunos vecinos del municipio”, resalta, a la vez que asegura que le hubiera encantado anunciar la mejora de las distintas carreteras de acceso a Peralta de Calasanz, pero no ha podido ser. El relevo generacional en el Ayuntamiento es evidente. Cuatro de los cinco concejales rondan la treintena. Dos de ellos cuentan con la experiencia de la pasada legislatura, mientras que otros tres, incluido el alcalde, son nuevos. “Es un excelente equipo. Merecen el apoyo y la colaboración de todos los vecinos”, subraya Pilar sobre sus sucesores. El futuro de Peralta de Calasanz mira con deseo unos objetivos, igual a necesidades, que pasan por las comunicaciones por carretera, las telecomunicaciones y el agua, como bases de cualquier desarrollo. “Últimamente he leído en los medios de comunicación que se va a prestar especial atención al medio rural. ¡A ver si es verdad!”, reivindica la exalcaldesa. Pilar Meler se jubiló en el año 2010 y desde entonces reside de forma continuada en Peralta de la Sal. Ahora, y tras dejar la alcaldía, reconoce que no la echa de menos a pesar de los dieciseis años al frente. “Actualmente tengo más tiempo libre, menos responsabilidad y una lista de espera de asuntos particulares que han ido quedando aparcados hasta que llegara este momento”. A pesar de que su ciclo en el Ayuntamiento ha terminado, nuestra protagonista tiene claro que seguirá arrimando el hombro para que las cosas funcionen. “Somos una comunidad de vecinos, y todos tenemos la obligación de poner nuestro granito de arena. En la carrera de Derecho me enseñaron, entre otras cosas, que el interés general está por encima del particular. Nunca lo he olvidado”, concluye la ex alcaldesa, mientras sigue invitando a todos con su discurso a disfrutar de uno de los términos municipales más vistosos de nuestra comarca.