Lapido volvió a la tierra en la que habitan fieles irreductibles de su extrema sensibilidad ¡Viva «Graná»! La noche fue un carrusel de sublimes sensaciones proyectadas sin piedad por un tipo-poeta-artista tan enorme como su sincera introversión. Todavía sigo afectado por la soberbia embriaguez de dos horas de canciones sin cuartel en el Teatro de otros que bien bailan. Necesito unas horas más de poso para deslizarme, negro sobre blanco, a la búsqueda y captura de la crónica subjetiva que me cuente para contar lo que anoche ví, oí y sentí. En el próximo número de SL (1 de abril) incluiremos un amplio reportaje del paso de Lapido por Binéfar. En el mismo, y en caso de que fueras uno de los afortunados, me gustaría incluir tus sensaciones de una noche única. Envía esa minicrónica a pacoaznar@somoslitera.es

Lapido, en Binéfar