El binefarense Raúl Capdevila ha conseguido, de manera inopinada según sus propias palabras, el premio al mejor documental nacional en el XII Festival MiradasDoc celebrado en Guía de Isora (Tenerife). «Judas» es el título del trabajo de Capdevila, compartido con tres compañeros más de la Universidad Pompeu Fabra. El documental presenta el antagonismo entre la Barcelona de siempre y la imagen actual de una ciudad colmada de turistas.
Cuando sonaron las palabras de la presentadora del acto… «el Mejor Documental Español es la película Judas, de Raúl Capdevila, Juan Carrano, Raúl Egües y Alejandra Vera», los protagonistas no daban crédito a lo que estaban oyendo. Sabían que habían logrado firmar un buen documental, pero su estreno en un festival como MiradasDoc era un estadio mayor para este trabajo de postgrado en Montaje Audiovisual realizado por los cuatro estudiantes. Judas presenta el retrato colectivo de los outsiders que habitan un bar decadente en el centro de Barcelona, una ciudad cada día más orientada al turismo masivo y a los beneficios de su marca. En nombre del colectivo de directores, Raúl Capdevila aseguró que «para nosotros es una noticia que jamás nos hubiéramos podido imaginar porque partíamos de la filosofía de que, al ser un trabajo de clase, la sola selección al festival ya la celebramos y, cuando nos hemos enterado del premio, estamos todos pletóricos. Estamos contentos, creemos que el jurado de MiradasDoc se ha arriesgado mucho, nuestro agradecimiento es infinito». La simple selección del documental para entrar a concurso ya había sido celebrada por los cuatro autores como merecía el hecho. El primer premio ya requerirá de una fiesta más acorde con el éxito logrado.
El documental, de una hora de duración, transcurre íntegramente en la cafetería del mismo nombre, un local de la calle Escudellers, con pocos clientes, todos ellos más o menos marginales y entrados en años. Una cámara estática sobre un trípode grabó unas 45 horas, de enero a junio pasados, de las idas y venidas de cinco personajes: el camarero, un hombre enganchado a la máquina tragaperras, un viejo rockero de barba cana, una mujer que recuerda sus grotescas juergas de juventud y un individuo tan discreto que ni los directores de la película recuerdan su nombre. De esas 45 horas, los cuatro alumnos de la Pompeu Fabra seleccionaron sesenta minutos, que son los que puede ver el espectador. Todas las decisiones relacionadas con la producción y el montaje fueron adoptadas de manera democrática por el grupo de estudiantes: «Era todo asambleario y teníamos claro que el fondo de la película iba a ser pensado y aprobado por los cuatro, y que a partir de esos ejes íbamos a trabajar», subraya Raúl Capdevila. Este primer premio, además de las puertas que les puede abrir a nivel profesional, conlleva una dotación económica que prevén invertir en mejorar el trabajo premiado «para darle un mayor empaque».
En la actualidad, Raúl Capdevila reside en Barcelona y combina sus trabajos audiovisuales con un empleo, como becario, en el archivo del Centro de Cultura Contemporánea de la capital catalana.
Foto: Capdevila, en el momento de recoger el premio, junto a su compañero Juan Carrano