Mari Cruz Pérez Grúas es un ejemplo preclaro del medio centenar de iguales que cohabitan en el Colectivo Pro-Tamarit. Todos responden al cuerpo de voluntarios que hacen posible el Encuentro Nacional de Magos Florences Gili desde hace ya diecinueve años. La ilusión, el voluntarismo, el trabajo y la recompensa de saberse actores de reparto del mejor logro del Colectivo, son estímulos imprescindibles que alimentan el idilio personal y mágico esculpido con su pueblo.
La podrán ver en la mayoría de eventos que se programan en Tamarite de Litera. Siempre dispuesta a, por lo menos, participar como público, que ya es mucho en los tiempos presentes y en nuestros pueblos sin excepción.
Mari Cruz Pérez es activa por naturaleza y así queda corroborado en su acción personal puesta al servicio del mundo asociacionista tamaritano. Ella es muy de Tamarite: «Siempre he intentado colaborar en todo lo que he podido. He participado, o participo, en Cruz Roja, el OCAR, Pro-Tamarit, las alfombras… Me ha gustado siempre hacer cosas por el pueblo. Si no lo hacemos, nuestros pueblos se morirán». Sus palabras suenan tan crudas como ciertas.
Hoy hemos venido a saber más de ella y del Encuentro, o de ella en el Encuentro. Cuando habla del mismo, su mirada brilla, su verbo acelera y sus experiencias no cesan: «El Encuentro de Magos es un evento ideal para Tamarite. Atrae a muchas personas y activa al pueblo». Mari Cruz recuerda el origen primero del Encuentro que ella sitúa en septiembre de 1967 cuando se coloca en la plaza de España el monolito en memoria del mago de Tamarite, Florences Gili: «Vino el ilusionista Rafael Ayerbe Santolaria –»Rayer’s Sam»-, desde Huesca. Entró a Tamarite conduciendo una moto y con los ojos tapados. Todos los niños y jóvenes no creíamos lo que estábamos viendo. Después actuó en el entoldado de la época «Pabellón Imperial», ubicado en el ferial, al final de la avenida San Vicente de Paúl . Fue el espectáculo que acompañó al descubrimiento del monolito». Aquella jornada del 9 de septiembre de 1967, en honor al gran Florences, tuvo lugar a propuesta de las asociaciones mágicas más importantes a nivel nacional: Asociación Mágica Aragonesa, el Círculo Español de Artes Mágicas y la Sociedad Española de Ilusionismo. Este es el único monumento dedicado a un mago en España y uno de los pocos en todo el mundo.
Tras esa primera referencia contemporánea a la figura de Florences Gili, le siguieron cada 31 de enero, celebración de San Juan Bosco, patrono de los magos, una ofrenda floral a cargo del Círculo Ilusionista del Altoaragón.
En la referida al año 1999 surgió la propuesta de los visitantes a Pro-Tamarit: ¿por qué no y aquí un congreso de magos a nivel de toda España? El colectivo tamaritano no se lo pensó dos veces; y ahí estaba Mari Cruz Pérez formando parte de aquellos primeros voluntarios de Pro-Tamarit dispuestos… a soñar con algo grande: «Empezamos en el año 2000 y no teníamos idea ni de magia ni de organización. Pero hemos trabajado con mucho interés e ilusión para hacer que las cosas hayan cambiado en estas diecinueve ediciones».
A lo largo de la conversación con nuestra invitada a estas páginas, y como voluntaria que es, repite una y mil veces la labor de todos sus compañeros y el espíritu de equipo que existe para poder organizar con éxito un evento de estas características. Recordemos que las edades del medio centenar de voluntarios oscila desde los veinte a los ochenta años. Todos con una asignación que queda dividida, previamente, en comisiones de trabajo: contratación, logística, restauración, alojamiento, prensa… Cada uno responde a su tarea sin reparar en ayudas a otras comisiones cuando se hace necesario. Mari Cruz forma parte del grupo encargado de ofrecer suculentos desayunos y cena de sábado a los magos, inscritos y autoridades: «La cena del sábado se sirve para unas 180-200 personas. Es nuestro momento de mayor faena, ya que vamos en medio de la gala de la tarde y de la fiesta de la medianoche. Pero siempre encontramos ayuda de todos para poner, servir, recoger… De hecho, los mismos congresistas valoran mucho lo que ven y el trato familiar con el que son acogidos durante el fin de semana». Somos de pueblo y eso importa mucho a la hora de ver las caras de los visitantes procedentes de todos los rincones de España. Ellos mismos comprueban el mimo de los voluntarios para que nada falle: «Hacemos lo que sea necesario en cada momento. Nuestra comisión también hace camas, si es necesario, en el albergue que se prepara para los inscritos en el Encuentro. Además, y como muestra del compromiso de tantos tamaritanos, tenemos vecinos que nos brindan sus pisos vacíos para alojar a los magos. Incluso una familia los acoge en su casa particular. Es de agradecer y valorar».
El Encuentro Nacional de Magos Florences Gili también debe parte de su sostenimiento durante casi cuatro lustros, a la disposición institucional coloborativa.
La Diputación Provincial de Huesca ha creído siempre en el proyecto, bien publicitado en Huesca por el alcalde Mateo. Y así van diecinueve años sin parar uno solo desde el 2000. Decenas de artistas, primeros espadas, jóvenes promesas, anónimos con todo el ánimo. Desde la veteranía y duende de Juan Tamariz, hasta la inocencia en puertas del éxito mayor del Mago Pop, pasando por Anthony Blake, Mag Lari o el imprescindible Javi El Mago: «A todos los he visto y todos me han encantado. Aunque la actuación que más me emocionó fue la de El Yunque». Mari Cruz recuerda aquella tarde de misterio, impacto, sorpresa… todavía en el escenario del Cine Paseo en un Hortaz luciendo pendones granates con sombrero mágico diseñado por Conchita Oset. Mari Cruz también sabe algo de esos estandartes asomando en los balcones: «Los primeros que hicimos los cosimos a mano en casa y la tela la compré en el mercado. Conchita hizo el sombrero y sacamos unos veinte en total». Y todo hasta que el cuerpo aguante… y la salud no falle… y la familia siga respondiendo… y la vida le siga regalando a Mari Cruz ese nervio heredado de su padre y que la mantiene aquí y allá sin más motivo que hacer, colaborar y no reblar para que su pueblo siga latiendo.