Aparece en la mayoría de carreras en nuestra comarca y habitualmente siempre gana o está muy cerca de ello. Más allá de los resultados, llama la atención su puesta en escena: Transmite alegría y optimismo a la par que regala sonrisas y piruetas en el esfuerzo. Es atleta, informático y ante todo un joven de 25 años que vive aquí y ahora sin excesivas cavilaciones sobre todo lo que vendrá. Alberto, natural de Monzón, busca una satisfacción personal más allá de los podios y medallas. Su magnánima deportividad asentada en una naturaleza aventajada es la base de lo que nosotros vemos y él disfruta. Sus estudios y proyectos profesionales le han obligado a relegar el deporte a un segundo plano. A pesar de ello, sigue siendo referencia en cada una de las carreras en las que participa; ahora con la camiseta patrocinada por Somos Litera y Alegría de Monzón y Cinca Medio, y con la voltereta que le identifica al final de cada victoria sobre la misma línea de meta.
La montaña ha sido el patio de recreo de Alberto desde muy pequeño. De la mano de su padre comenzó a enamorarse de todo lo que rodeaba ese entorno.
La mayoría de fines de semana realizaban excursiones, andadas, viajes a la nieve… «Soltaba mi imaginación, construía cabañas, montaba puentes en los riachuelos, chapoteaba en el agua, todo era diversión pura. Ese contacto con la naturaleza me sirvió para adquirir hábitos medioambientales y aprender a convivir en ella siempre con un gran respeto», señala Susín.
Sus primeras aproximaciones al atletismo llegaron en Primaria. Una carrera del Pollo en el colegio Santa Ana inauguró su palmarés de victorias. A raíz de aquella prueba, se animó a participar en el cross de Santa Bárbara, Turrón e Intercentros: «Me fue bien y me apunté al Centro Atlético Monzón. Al principio era jugar más que entrenar. Comenzó la temporada de cross y recorríamos todos los pueblos; nuestro plan era correr, comer longaniza y jugar a fútbol». Cosas de niños que sin querer ni saber van adquiriendo prácticas saludables, tanto deportivas como sociales. En los años siguientes llegaron más triunfos y ya como juvenil comenzó a entrenar más en serio. La adolescencia, la pista de atletismo, los cronos… no iban con Alberto. Su disciplina y rigor tienen que ver con su propio criterio: «A los 18 años decidí centrarme en las carreras de montaña y los crosses. Me olvidé del reloj y de los tiempos. Mi único objetivo era disfrutar. Esa decisión fue una liberación para mí y los resultados empezaron a llegar». Alberto Susín comenzó a ser un referente en Aragón dentro de su categoría. Durante varios años consecutivos se clasificó para disputar los campeonatos nacionales, pasando a formar parte del grupo de tecnificación para jóvenes talentos impulsado por la Federación Aragonesa de Montaña. El primer año logró proclamarse campeón de la Copa de España Sub-19 de carreras verticales, su mayor logro. Una disciplina muy explosiva donde pueden acumularse mil metros de desnivel positivos en apenas 3,5 kilómetros, con porcentajes máximos de desnivel de un 60%. En años sucesivos consiguió varios podios en los campeonatos de España en categoría Sub-23, e incluso logró un décimo puesto en el campeonato del Mundo de Media Maratón disputado en la provincia de Lérida. Todo ello acompañado siempre por esa sonrisa que le acompaña en carrera. Un gesto que distingue a Susín. Una fórmula natural liberadora que goza y estimula al atleta de Monzón.
Tras cuatro años en el grupo de tecnificación dio por finalizado un ciclo que dejó paso a una mayor y más concentrada dedicación a sus estudios superiores en la Universidad de Lérida: «Decidí centrarme en mi carrera universitaria. Además, al estar tantas horas sentado en clase y estudiando comencé a tener problemas de espalda que me impiden rendir al máximo nivel. Ahora entreno por mi cuenta y solo acudo a las carreras que realmente me apetecen. Volví a la libertad y por tanto aumentó mi felicidad».
Prioridades y momentos que no eluden la competición, pero que sí abren la puerta a más formación y… más autonomía personal a la hora de hacer en el terreno deportivo.
Paralelamente, y entre carrera y entreno, entre clases y libros, Alberto Susín siempre ha cultivado su creatividad galopante, conjugando sus otras dos pasiones: la economía y la informática. «Puse en marcha un blog personal. En él subía noticias de seguridad para concienciar a los usuarios de la red. Preparaba tutoriales para prevenir ataques y concienciar del peligro existente en Internet. Tuvo éxito y llegó a contabilizar más de doscientas mil visitas. Tras cursar el Grado Superior, el cuerpo me pedía más y decidí proseguir mis estudios de Informática en la Universidad». En esta última etapa se ha especializado en Inteligencia Artificial y ha seguido formándose en mercados financieros. Todo con un hálito de viento sin nombre. Susín está encantado cuando descubre por su cuenta y desarrolla su imaginación hacía lugares inexplorados. «He sido y soy autodidacta. En YouTube hay mucha información y usuarios que comparten su conocimiento. Consumo mucho contenido por ejemplo de matemáticas. También me gusta compartir los míos, tengo mi propio canal donde hablo de inversión». Hace unas pocas semanas, y tras una investigación doméstica llevada a cabo con su hermano, ha puesto a la venta un curso de criptomonedas: un medio digital de intercambio cuyo valor fluctúa según la demanda. «Busco que el dinero trabaje para ti y te dé una rentabilidad». En los próximos meses, Alberto tiene previsto finalizar el grado universitario en Informática. Ahí se abrirá un mundo nuevo para él, donde lo profesional debe convivir con el equilibrio personal: «Al margen del dinero, lo importante es ser feliz, sentirte útil y valorado».
A pesar de alejarse del atletismo de primer nivel, su periplo universitario le ha permitido seguir vinculado al deporte.
Actualmente ejerce de entrenador de un grupo de universitarios aficionados al running y también lleva tres años consecutivos participando en diferentes competiciones defendiendo las siglas de la Universidad de Lérida. En marzo acudirá a Jaén para participar en una competencia a nivel nacional. Lo hará en un gran momento de forma física; desde septiembre ha ganado prácticamente allí donde ha corrido. «Han ido saliendo los resultados casi sin buscarlos», sonríe. Alberto realiza actualmente alrededor de cuarenta carreras al año, la mayoría de ellas en la provincia de Huesca. «Mi filosofía es correr para pasarlo bien. Cuando me pongo un dorsal intento esforzarme lo máximo posible, pero con la tranquilidad de que si salen mal las cosas no pasa nada. De cada caída te llevas una lección».
La Templar Race, como único corredor participante que ha corrido en todas sus ediciones y la Trail Aneto-Posets son dos citas inamovibles en su calendario para este 2018. El resto lo irá decidiendo sobre la marcha. Alberto es así… «Si quieres un objetivo grande, antes tienes que caer miles de veces»… y si es posible con una sonrisa que alivie esfuerzo propio y reconozca al adversario. Maneras de vivir.