Los sueños a veces se cumplen y sino que se lo pregunten a Carmen Soler. Estudiante de Derecho, profesional en empleos varios y finalmente emprendedora al frente de una librería; esa que tanto había vivido de pequeña y que ahora, con el nombre de Calarion, posee en el Paseo Hortaz de Tamarite. Son las cosas del destino pretendido. Desde su nueva posición, y desde el primer momento, no dudó en abrir su negocio a la comarca apoyándose en la Asociación de Comercio y Servicios de Binéfar y La Litera. Sí, un comercio de Tamarite asociado en el colectivo del pueblo vecino. Después llegó la constitución de la Asociación de Comercio y Servicios de Tamarite de Litera, y Carmen también participó de la misma en fase embrionaria y posterior. Dos mejor que una o las puertas abiertas de par en par a cualquier posibilidad de proyectar su librería al último rincón de nuestra comarca.
A su trayectoria vital, Carmen Soler ya suma unos cuantos destinos diferentes que le han posibilitado estudiar, formarse, trabajar y finalmente autoemplearse. Natural de Tamarite de Litera, estudiante en Zaragoza, empleada en su pueblo y también en Barcelona y ahora regreso a los orígenes para emprender su librería Calarion: “Estuve casi veinte años en dos empresas, una de aquí y otra de Barcelona, hasta que me decidí por volver a los orígenes que yo había vivido de pequeña en la librería de mi madre”. Todavía uno puede comprobar hoy, el rastro dejado en el tiempo por aquella Librería La Literana, ubicada en la calle Obispo Miranda. Ya lo ven, a veces los sueños despiertan a una realidad que, en el caso de Carmen Soler, dormía para despertar.
Y despertó hace tres años y tres meses. Fue el 29 de diciembre del año 2014 cuando Calarion abría sus puertas a un comercio tradicional que, tal y como verán, no resulta tan convencional por mor del dinamismo que le ha ido imprimiendo su administradora y dependienta: “No creo que este negocio lo hubiese podido poner en marcha en una ciudad como Barcelona, donde estuve diez años. Tenía que ser en mi pueblo y así ha sido”. Carmen Soler contó desde un buen inicio con el apoyo y asesoramiento de la Asociación de Comercio y Servicios de Binéfar y La Litera –en aquel momento no se había constituido aun el colectivo del comercio tamaritano-. Fue una ayuda que se agradece en esos primeros momentos: “Para mí resultó muy interesante contar con la asociación de Binéfar en unos días donde uno necesita información y acompañamiento. Una vez abierta la tienda, seguí como asociada hasta la fecha. Paralelamente, participé en las primeras reuniones que dieron como resultado el nacimiento de la Asociación de Comercio y Servicios de Tamarite de Litera, donde también soy socia”. Hablamos de un dos por uno con el objetivo de abrir mercado y convencer, comercialmente, al cliente de las virtudes que posee el comercio de cercanía; no todo es internet a la hora de hacer acopio diario de los útiles necesarios. Carmen Soler, además de socia del colectivo de Binéfar, es también vocal de su junta directiva: “Cada una de las dos asociaciones me dan cosas que me ayudan en el día a día de Calarion. Se puede ser de las dos, es evidente. Otra cosa es si cabría un único colectivo que acogiese a toda la comarca. Yo apuesto por ello, pero creo que, en estos momentos, no es realista pensar en su consecución”. Sea como fuere, el ejemplo existe y la realidad solo cambia si la voluntad vive y la generosidad se desarrolla: “Naturalmente que he notado un incremento de clientes de Binéfar y también del resto de la comarca desde que comencé. Creo que es necesario abrirse, darse a conocer, que el público sepa de tu escaparate… sino, es difícil salir adelante con la competencia que tenemos en internet, redes sociales…”. Y es que, según Carmen, estamos obligados, por razón o convicción, a pensar en un mercado comarcal que sume y no reste: “Tenemos que ver la comarca como un mercado único. Con sus peculiaridades, con sus perfiles diferentes, pero ese es el objetivo. Ya tenemos bastantes competencias universales como para cerrarnos. Tenemos que dar siempre un valor añadido que tiene que ver con el servicio y la atención personalizada, pero primero tienen que conocernos cuantos más posibles clientes mejor. Es nuestra única manera de competir desde el lugar que ocupamos”.
Cuentacuentos desde donde la llamen, recitales de poesía y presentaciones de libros en Calarion, ferias y mercados allí donde allá una plaza y un pueblo de La Litera… Dinamismo comercial de cercanía, que se complementa con la tarea diaria en redes sociales: “Tengo desde el inicio de Calarion una web que llevo en paralelo con las redes sociales: Facebook, Twitter e Instagram. Todo ayuda, lo nuevo como es internet y lo de siempre como son las ferias u otras acciones”. Todavía, y a pesar de mover la tienda por allí donde sea posible, existen clientes que… “te dicen: “El otro día compré esto o lo otro en Zaragoza o Barcelona… ¡Ah! No sabía que lo tenías”. Está claro que tenemos que comunicar más y mejor. Sino lo hacemos, sino nos reinventamos, el comercio tradicional lo va a pasar mal”. Las palabras de Carmen Soler reúnen un optimismo bañado en realidad que no deben rebajar la esperanza de permanecer en el intento de cada día por sacar un comercio adelante. Pero las cosas son como están y no de otro modo: “Tenemos que dar servicio, calidad y cercanía. Algo que no tiene el comercio electrónico, y sobre lo que nosotros debemos incidir”. Tres años y tres meses después de su puesta de largo, Calarion, es decir Carmen Soler, mantiene la idea clara y la operatividad sencilla a la hora de acometer la dificultad, competencia y paradoja de un universo comercial, tan abierto como atomizado… y cada día más. Imaginar y hacer posible es la única salida.