Trotamundos ordenado, elegante, educado, extrovertido, confiado, cautivador y… despistado. Es Gonzalo Arroyos y poco en él ha variado desde aquel tiempo de adolescencia y deseos de comerse el mundo sin remisión. El tiempo modula y la experiencia matiza. Ahora, y después de treinta y cinco años de carrera como peluquero, aquel chico larguirucho y portero en las categorías inferiores del C.D. Binéfar, acaba de abrir un salón de peluquería, como pocos se ven, en Zaragoza.
Llegamos directos a la calle Unceta, 14 en la capital aragonesa. Hoy el destino ha querido jugar a nuestro favor, y sin querer, queriendo, aparcamos en la misma puerta del salón recién estrenado de un buen tipo: Gonzalo Arroyos. Ahora resulta que ese carácter emprendedor que tan bien ganado conserva La Litera, también lo exportamos con personajes tan preclaros en sus negocios como nuestro protagonista. La vida y sus conjuntos le han traido hasta aquí. Su carácter despacha una alegría sin dobleces envuelta en optimismo. Los inicios no son sencillos de afrontar y sobre todo, de asumir. Pero… “He venido a Zaragoza con la máxima ilusión. Es el mejor salón que nunca he tenido, y estoy seguro de su buena marcha. Ahora hay que entender que las cosas no se hacen en media hora, y en esas estamos. Hay que ir poco a poco en este primer año y las cosas irán llegando porque creo que sabemos hacer muy bien nuestro trabajo”, analiza un Gonzalo Arroyos convencido de sus posibilidades, a pesar de llegar a una plaza nueva para él.
No es el primer destino profesional que afronta, y seguro que no será el último que cavile. Antes anduvo por Lérida, Barcelona, Monzón, Palma de Mallorca, Barbastro y ahora Zaragoza. En este listado itinerante, ¿cabe Binéfar?: “Es mi pueblo y sigo yendo con frecuencia. Ahora, incluso más. Allí está mi familia y mis amigos, pero profesionalmente siempre he estado fuera. No creo que sea algo planificado; la vida me ha ido llevando por esos destinos, pero no descarto volver a Binéfar…”. La frase merece una ampliación. Gonzalo habla de las nuevas posibilidades que se abren en Binéfar con la llegada del Grupo Pini. “Binéfar es hoy uno de los pueblos con mayor proyección en Aragón, pero habrá que ver cuanta verdad hay en todo lo que nos están vendiendo. Yo, de entrada, apuesto por el desarrollo y el nuevo matadero va por ahí. Desde luego que habrá que reordenar socialmente el pueblo y la comarca, porque de llevarse a cabo todo lo planteado, las cosas van a cambiar y mucho”. En ese periodo de cambio que se está abriendo en la zona, Gonzalo Arroyos piensa en Binéfar como futuro espacio profesional: “Podría ser. No lo descarto. Hay que marcarse retos, no aburrirse e intentar ser feliz”.
Haciendo un tanto de historia de su historia, aparece en la conversación el nombre de Ramiro, decano, o casi, de los peluqueros en Binéfar. Viajamos unos treinta y cinco años en el tiempo para llegar a la calle Antonio Machado, primera peluquería de Ramiro en Binéfar: “Él fue el que me indujo a ser peluquero. Yo me iba de crío a su peluquería para ver como cortaba el pelo. Allí fue donde me convencí y empecé a cortar a los amigos. Después ya comencé a formarme en Lérida y hasta hoy”. Curiosamente, a Gonzalo Arroyos no le viene de nuevo esta profesión en la familia; sus abuelos paternos eran peluqueros y dos de sus tres hijos siguen los pasos de su padre: “Siempre es un orgulloso ver como has podido ayudar a tus hijos a querer la profesión y ahora a ser profesionales de ello”. Uno en Lérida y el otro en Barbastro; ambos con salón propio, tal y como hizo su padre antes de cumplir la treintena: “Empecé con una peluquería en la Plaza Mayor de Monzón y más tarde también abrí una escuela en la misma localidad, antes de trasladarme a Barbastro”. Como anécdota, a la inauguración de la peluquería en Monzón acudió el cantante Pedro Marín, buen amigo de Gonzalo en sus tiempos en la capital catalana.
Su estancia en Barbastro ha sido, hasta la fecha, la más extensa en el tiempo, y también la más exitosa, sino atenemos a lo conseguido en la ciudad del Vero: “Llegamos a tener dos peluqueras; una al inicio de la avenida del Cinca, y otra al final de la misma vía. Fueron años muy buenos –primeros dos mil- con doce empleados y una clientela muy fiel”. Pero la felicidad nunca es completa ni eterna. Hace ahora dos años y medio, Gonzalo Arroyos recibió la peor noticia que le pueden dar a un padre… “Mi hijo mayor vivía en Lérida y un accidente acabó con su vida. Para mí ha supuesto un antes y después. Nada es igual desde ese día”. Cuenta Gonzalo que el parecido entre ambos, en lo físico y en cuanto a forma de ser, era enorme. El recuerdo permanece cada día con un aura positiva y tranquila. Sus cambios postreros tienen que ver con ese antes y después que el mismo protagonista reconoce.
La elección de Zaragoza supone un reto en todos los aspectos. Ahora, Gonzalo Arroyos dice contar con el salón que siempre había deseado. La apuesta es sólida y la voluntad de creer en una plaza desconocida para él resulta estimulante. Una de las cuestiones que ha priorizado siempre a la hora de formar equipos es la formación. Cuando habla de ello, las palabras y las ideas que verbaliza adquieren una formalidad que no admite chanza: “Es principal en todos los sectores, pero en el nuestro si cabe, mucho más. Necesitamos, todos, estar actualizados y ahí la formación juega un papel fundamental. El equipo que he preparado para Zaragoza ha estado meses formándose. Considero que es básico y principal”. Ese es el concepto y la idea de negocio para Gonzalo Arroyos: “Me parece sublime que el IES Sierra de San Quílez haya conseguido el grado superior de FP en Estilismo y Dirección de Peluquería. Eso significa que muchos chicos y chicas van a ir a Binéfar a prepararse. Los profesionales lo tendrán mejor para coger personal cualificado en esa zona”. Formación es la palabra que debe ponerse de manifiesto en cada uno de sus trabajos, y que se complementa con las instalaciones que hoy ofrece en Zaragoza. Nada más hay que ver el salón y sus servicios con las últimas tendencias y tecnologías en peluquería, estética, uñas, depilación laser… “Además, he empezado a trabajar con toda la línea de productos de Secretos del Agua, la empresa de Binaced que tiene un producto magnífico, una línea totalmente natural. Champú, acondicionadores, tratamientos, productos de estilo, línea de estética que es una pasada. No sabemos lo que tenemos en Binaced”.
Como epílogo a este reencuentro con Gonzalo Arroyos, vaya de fondo otra de esas ideas que contemplan al personaje y sus cavilaciones: “Todos tenemos un tiempo que no hay que desaprovechar. Estoy conforme con lo que hago, pero eso no quita para tener ilusión en seguir avanzando. Vivo el presente, pero con un ojo puesto en lo que creo que puede venir”. Lo dicho, el tiempo modula, la experiencia matiza, pero hay cosas que no cambian en Gonzalo Arroyos.