El salón de plenos del Ayuntamiento de Binéfar fue testigo de uno de esos momentos para el recuerdo y honor de un hombre que forma parte del patrimonio social y cultural de su pueblo, Binéfar. Cruz Roja Española le impuso la medalla de plata por sus méritos, obras y cavilaciones a lo largo y ancho de sus 16 años como presidente de la asamblea local binefarense.
Con la tranquilidad que acostumbra a vivir en él, con esa pausa reflexiva y siempre atenta a todo y a todos, Ernesto Romeu llenó el salón de plenos con la calurosa y cariñosa presencia de decenas de amigos y familiares. Por supuesto, en primera fila, su esposa Isábel, sus hijos, Lucia, Pablo y Wenceslao, hijos políticos y nietos. Con la emoción pendiente de una frase, de una palabra, de un gesto… por el atril fueron pasando las diferentes autoridades que no faltaron a una cita insoslayable con un hombre bueno. Presidieron el acto, el alcalde de Binéfar, Alfonso Adán, junto al presidente de Cruz Roja Aragón, Francisco Barreña.
Una vez escuchados los parlamentos de los diferentes participantes entorno a la figura de Ernesto, con las palabras de José Antonio Adell como mejor testigo y elogio al protagonista, llegó el acto propio de la imposición de la medalla de plata, de manos del presidente Barreña. Con sosegada emoción, Ernesto Romeu tomó la palabra para agradecer -no se dejó a nadie- el apoyo de las numerosas personas que han hecho posible, según sus palabras, que los méritos pudieran culminar en una jornada como la que nos ocupaba. Con un sabio dominio de la escena, sus palabras fueron conectando con todos y cada uno de los mencionados, a través del gesto y la mirada. Brillante, Ernesto.
Antes de cerrar el acto, llegó la sorpresa de la noche -no estaba en el guión que el protagonista tanto había repasado-. Su hija Lucía no dejó pasar la ocasión para decirle a su padre cuan orgullosa está, y están, de él. El abrazo posterior entre padre e hija dejó vía libre a las emociones en una noche tan merecida como oportuna.
Foto: Las autoridades, junto al reconocido Ernesto Romeu