05.01.2017 (Tamarite de Litera, Cabalgata de Reyes 2017)
El sol se había hecho notar, después de semanas de ausencia, en una jornada tan mágica como la vespertina del 5 de enero. Minutos antes de las siete de la tarde, todos los participantes en la comitiva real, figuras principales y partenaires, esperaban la hora programada para iniciar su paso desde la carretera de Binéfar (junto a Cruz Roja). Primero el Heraldo, seguido de la Banda de Bombos y Tambores de Tamarite, a continuación un Herodes actualizado con visos de alcalde y, finalmente, la Virgen María y el Niño anunciaban la llegada de los Reyes Magos… Y arribó el momento soñado…
La comba formada por el Paseo del Hortaz y la calle Obispo Miranda se llenó de luz en la oscura noche tamaritana. Las caras de los pequeños desprendían la claridad miscelánea modelada en asombro, fascinación, embelesamiento, admiración… ante la presencia de Melchor, Gaspar y Baltasar. Pero, ¿y los padres? Junto a los pequeños, sus papás y, en algunos casos también los abuelos, reproducían las caras de sus hijos. Vasos comunicantes de uno de esos momentos de magia familiar, ilusiones que desbordan la palabra.
La comitiva al completo se aproximó a la Plaza Mayor, a través de Obispo Miranda. Allí, en un hermoso marco presidido por la fachada principal de la iglesia de Santa María la Mayor, se detuvieron todos los protagonistas ante la numerosa y cálida compañía de los vecinos tamaritanos.
Entonces, los Reyes Magos dieron la vuelta para entrar por la Plaza del Replanell hacia las escalinatas de Santa María la Mayor. Allí presidía la escena un nacimiento viviente en el mismo portón de entrada a la parroquial. Una Virgen María iluminada y bella contemplaba a su niño Jesús ante la mirada de José de Nazaret y unas gallinas tan blancas como la luz que ornamentaba la ocasión. Los Reyes ofrecieron su legendario oro, incienso y mirra al Niño Dios, previo a recibir a niños y familiares en sus sillones reales situados por debajo del Nacimiento y ante una lluvia de confeti. La magia se disparó en los rostros de los pequeños: la fantasía creada en sus sueños despiertos besaba la anhelada realidad de un instante, de un tiempo, de una vida que volverá. Sonrisas heladas, desasoguedas, tranquilas o elevadas… Algún llanto turbado por la conmoción de ver y oir a los Reyes Magos venidos de Oriente… Con todo, allí campaba a sus anchas la magia del sueño irrefrenable de los que son nuestro presente y también nuestro futuro. Imposible arrebatarles esa fascinación, perfectamente escenificada por la Comisión Cabalgata de Reyes de Tamarite de Litera.
Foto: Llegada de los Reyes Magos al Nacimiento viviente en la puerta principal de la iglesia de Santa María La Mayor.