22.02.2015 (Barbastro).
Mucho más que un acto religioso recibió en la capital del Somontano a obispos, sacerdotes, políticos y vecinos de Barbastro y Ejea de los Caballeros, casa natal del nuevo obispo (según cifras facilitadas por el obispado asistieron 8 arzobispos, 33 obispos -entre ellos sus predecesores Damián Iguacen, Juan José Omella y Alfonso Milián- y 250 sacerdotes y religiosos). La catedral de Barbastro presentaba un lleno para la historia con sillas supletorias en todos y cada uno de sus rincones. En el exterior de la catedral se instalaron dos pantallas de televisión en favor de los numerosos fieles que no pudieron acceder a la catedral.
En el interior, ejercía de ordenante principal Ricardo Blázquez, cardenal arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal, con Vicente Jiménez, arzobispo de Zaragoza, y Alfonso Milián, ya obispo emérito de Barbastro-Monzón. Además, estuvieron presentes un significativo grupo de sacerdotes del Pontificio Colegio Español de San José, en Roma, del que ha sido rector hasta hace quince días, el presidente de la Asociación de Rectores de los Colegios Eclesiásticos de Roma y un representante de los Caballeros de la Orden Constantiniana. En las primera filas, Luisa Fernanda Rudi, presidenta del Gobierno de Aragón, encabezaba una larga lista de autoridades civiles, con Antonio Cosculluela, alcalde de Barbastro y presidente de la Diputación Provincial, y Gustavo Alcalde, delegado del Gobierno en Aragón. A ellos se sumaron Dolores Serrat, consejera de Educación, Cultura y Deportes, Fernando García, Justicia de Aragón, hasta completar 35 autoridades, entre ellas diputados, alcaldes, delegados y concejales. No faltó a la cita Javier Lambán, secretario general del PSOE en Aragón, que asistió como amigo personal del nuevo obispo, acompañado por la alcaldesa de Ejea de los Caballeros, Teresa Ladrero y un millar de ejeanos llegados a Barbastro en seis autobuses y vehículos particulares. «Ha venido media Ejea, entre ellos mis tíos y primos que suplen orgullosos a mis padres, Rodrigo y Carmen, y a mi hermana Conchita», significaba emocionado Ángel Pérez Pueyo, segundo prelado natural de Ejea de los Caballeros en la historia de la diócesis Barbastro-Monzón, después de Miguel de Cercito (1586-1595), enterrado en el Presbiterio de la Catedral donde ayer se consagró al nuevo obispo.
A la cinco en punto de la tarde, y envuelta en una solemne escenificación, se iniciaba la liturgia con la entrada en la catedral de todos los obispos con el Lignum Crucis y el canto de entrada Pueblo de Reyes entonado por la Coral Barbastrense y los fieles. Cerraba la comitiva el gran protagonista de la tarde, junto al cardenal arzobispo Ricardo Blázquez. Los prelados se situaron alrededor del presbiterio, y Alfonso Milián dirigió el saludo de bienvenida como administrador apostólico de Barbastro-Monzón y anterior obispo residencial. Palabras de apoyo para el que iba a ser nuevo obispo, recuerdo a los mártires de la diócesis y gratitud para “la labor de los sacerdotes de esta diócesis, entregados a su misión sin regatear esfuerzo alguno».
El rito de la ordenación comenzó con la lectura por parte del canciller de la Bula Pontificia, por la que se considera a Ángel Pérez «idóneo para desarrollar este oficio». El documento llevaba fecha del 27 de diciembre de 2014 y la firma del papa Francisco. Siguió la homilía de Ricardo Blázquez recordando la relación de muchos años que seguía manteniendo con Ángel Pérez Pueyo, desde la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca. Blázquez significó la importancia del acto que estaban celebrando. “Es un acontecimiento mayor en la historia de la Iglesia particular de Barbastro-Monzón», señaló el presidente de la Conferencia Episcopal Española durante su homilía. El ritual de la ordenación del nuevo obispo siguió con la liturgia propia hasta llegar a la toma del báculo, símbolo del pastoreo. Ángel Pérez se sentó en su cátedra a las 18:24 horas como nuevo obispo de la diócesis Barbastro-Monzón, y allí recibió los «abrazos de paz» de sus compañeros y de una representación de dos sacerdotes, dos religiosos y dos cristianos laicos. La eucaristía, concelebrada con Ricardo Blázquez, la iniciaba el recién nombrado obispo con palabras repletas de convicción, firmeza y emoción. «Cuando me ponía el anillo episcopal he vuelto a sentir el mismo escalofrío que cuando me dieron la noticia de mi nombramiento». Tres veces dio las gracias al final de la primera exhortación donde nombró a numeras personas y cristianos de las comunidades del Sobrarbe, Ribagorza, Somontano, Litera, Bajo Cinca, Cinca Medio, cofradías, movimientos, miembros de la Prelatura, autoridades y medios de comunicación. Una vez finalizadas las dos horas y cuarto de ceremonia religiosa, monseñor Pérez y su antecesor Alfonso Milián, en calidad de obispo emérito, recibieron a las autoridades en la Sala Capitular de la catedral. La primera en ser recibida fue la presidenta Luisa Fernanda Rudi, a la que siguieron decenas de autoridades, familiares y amigos. Acto seguido, y en el Centro de Congresos de Barbastro, el nuevo obispo compartió con un millar de personas una escena de cercanía y felicitación al recién estrenado obispo de la diócesis Barbastro-Monzón. La Banda de Música de Ejea de los Caballeros recibió a su paisano a ritmo de pasodoble y le dedicaron el «Himno a la Virgen de la Oliva», propio de su ciudad natal, que emocionó al prelado. Por su parte, el grupo Tradiciones de Barbastro completó las actuaciones antes de que Ángel Pérez dirigiera la palabra al público para saludarle y departir con él. “Buen comienzo para un pontificado que quiere enterrar su vida con vosotros y en favor de vosotros. Estoy conmovido de ver como la catedral se ha quedado pequeña. He vivido un día de gloria”, concluía Ángel Pérez Pueyo en una jornada histórica para la diócesis de Barbastro-Monzón.
Imagen: El nuevo obispo entra en la catedral de Barbastro