15.02.2015 (Barbastro)
La amplitud de la catedral de Barbastro se quedó pequeña para despedir al obispo de la Diócesis de Barbastro-Monzón, Don Alfonso Milián. La emoción general se podía sentir en un ambiente muy especial dedicado al ya obispo emérito. Alrededor de seiscientas personas dieron ese último adiós a Don Alfonso; en la primera fila se encontraban el ex presidente del Gobierno de Aragón y actual senador, Marcelino Iglesias, el alcalde de Barbastro y presidente de la Diputación Provincial de Huesca, Antonio Cosculluela y el diputado en las Cortés de Aragón y concejal de Barbastro, Ángel Solana. Entre los literanos presentes, y además de todos los sacerdotes de nuestra Comarca, pudimos ver a José Antonio Adell, al santistebense Pedró Farré, junto a su esposa, Loreto Montañés o a Javier Sánchez, gerente del Santuario de San José de Calasanz.
La eucaristía de acción de gracias se inició con la salida de Don Alfonso desde la sacristía, precedido de los 60 sacerdotes y religiosos de los seis arciprestazgos del Bajo Cinca, Cinca Medio, La Litera, Ribagorza, Sobrarbe y Somontano. Milián concelebró con Pedro Escartín, vicario general del Obispado, y José María Huerva, presidente del Cabildo. Entre palabras, cantos y silencios, todos esperaban la homilía del obispo en una jornada tan especial. Con la serenidad habitual, y acompañado por un tono cálido y agradecido, Don Alfonso prometió regresar a las tierras que conforman esta Diócesis, siempre que se le requiera. «Este adiós no me desvincula de Barbastro-Monzón porque no me traslado a ninguna Diócesis, soy emérito de ésta a la que vendré siempre que sea necesario. Me voy a Zaragoza donde tendréis al obispo, amigo, padre y hermano». Paz y gratitud fueron las dos palabras más referidas en su homilía de despedida. “Quiero dar las gracias a todas las personas que me han ayudado en la tarea diocesana; cofradías, seminaristas, sacerdotes, laicos y delegados que han sido como mi brazo alargado». También tuvo palabras de agradecimiento, por su presencia y amistad, para Antonio Cosculluela y Marcelino Iglesias. En otro gesto de humildad vital, Don Alfonso pidió perdón “por las deficiencias y pecados que haya cometido a lo largo de estos diez últimos años”. Para finalizar, el obispo expresó un deseo que le acercará, para siempre, a la Diócesis de Barbastro-Monzón. «En Barbastro me tendréis siempre porque he manifestado el deseo de que entierren mis restos en la catedral con la que estoy casado». Los aplausos pusieron el punto y final emocionado a una homilía que volvió a evidenciar las razones que tanto han acercado a la persona, Don Alfonso, con los ciudadanos, en general, cristianos, en particular. Una fila interminable de fieles y amigos del obispo en busca de su mano y gratitud cerrarón una tarde de domingo especial en la catedral de Barbastro.
Foto: Momento de la homilía de Don Alfonso Milián en el día de su adiós a la Diócesis Barbastro-Monzón