Combativa por naturaleza y convencida de ello merced a lo visto y vivido en su casa de Binéfar, cuando apenas contaba con unos pocos años. La familia de Teresa Sáez forma parte de su discurso a la hora de buscar origen a su vinculación social, reivindicativa y feminista. Su madre, su padre, sus hermanos, aquellos años setenta en Barcelona… una vida de revuelta permanente con la palabra como elemento principal para intentar cambiar las cosas. Ahora, esas ideas se fajan en la tribuna del Parlamento de Navarra como diputada de Podemos. Teresa no descansa, ahora como política profesional sin apego al cargo.
Queda mucho por hacer, aunque Teresa Sáez reconoce que desde principios de los años setenta, cuando inició su particular cruzada por la igualdad de la mujer y una mayor justicia social, a fecha de hoy las circunstancias han mejorado. Nada tiene que ver, por ejemplo, la consideración que la mujer tenía en la España que vio morir al dictador, a la merecida y disfrutada en los tiempos que vivimos: “Si miro hacia atrás -Barcelona, Pamplona, Binéfar…-. y observo los cambios que ha habido en nuestra sociedad no puedo negar que me siento satisfecha por todo lo que hemos conseguido entre todos y todas”. Esas palabras de Teresa Sáez podrían resumir cuarenta años de tarea y lucha por conseguir cambiar el estado de cosas que encontró en su adolescencia, y que rememora en su Binéfar natal, rodeada de tres hermanos mayores –Guillermo, Javier y Julio- y unos padres que redondeaban una casa familiar situada en la plaza de Arriba –hoy plaza Padre Llanas, popularmente conocida como plaza de la Iglesia-: “Mi madre era una mujer muy avanzada para su tiempo y me transmitió muy buenos valores. En aquellos años –medio siglo atrás- ya trabajaba fuera de casa, siempre intentaba tratarme como a mis hermanos aunque fuera una chica, leía mucho que no era lo habitual en la época… Mis tres hermanos son mayores que yo, y reconozco que me abrieron el camino por lo que lo tuve mucho más fácil”. También su padre tuvo un papel importante en aquellos años para la hoy diputada navarra; con su progenitor realizó el primer viaje-estancia, que a la postre sería definitivo en su vida lejos de Binéfar. Por motivos profesionales su padre se trasladó a Gijón, y Teresa se fue con él al tiempo que contaba con diecisiete años. A partir de ahí, y empujada por su deseo de viajar a Barcelona para iniciar sus estudios universitarios, su trayectoria ha visto diferentes pueblos y ciudades hasta recalar en Villava (Navarra) –incluso regresó como docente a Gijón-.
Barcelona fue el principio de todo para Teresa Sáez. Corrían los últimos años del antiguo régimen, y la Ciudad Condal –por supuesto la universidad- era un hervidero que ansiaba la libertad. En esa escena, la entonces estudiante de Historia se involucró en el movimiento comunista de España. Un nuevo cambio de ciudad introducido por su pareja –un chico navarro- la llevó a Pamplona, dejando Historia y matriculándose en Magisterio. Todos estos movimientos denotan la agilidad de decisión y autonomía natural con la que contaba, en aquel tiempo, una chica como Teresa con apenas veinte años.
Ya entonces, las protestas, manifestaciones, mítines… eran el pan de cada día para una mujer que creía y cree en la calle como herramienta de una sociedad necesitada de que la escuchen, más allá de unas urnas y cuatro años: “A veces como ciudadanos nos sentimos impotentes; la ciudadanía tiene mucho que hacer y no somos conscientes de ello. En la medida en que la calle se mueva, los medios de comunicación también se moverán y las personas políticas se darán más prisa en actuar”.
Aunque su actividad reivindicativa se ha centrado en la lucha desde posiciones feministas, la política, con desempeño institucional, ya tuvo en Teresa dos experiencias como concejala antes de llegar en la presente legislatura al Parlamento Navarro. “En las elecciones municipales del año 1983, y durante dos legislaturas, entré en el Ayuntamiento de Burlada. Después pasé, también de concejala, por el Ayuntamiento de Villava. En ambos casos con coaliciones de diferentes partidos de izquierdas. La experiencia en Villava duró solo dos años; a raíz de un atentado de ETA decidí irme, ya que en la coalición a la que pertenecía había gente que no denunciaba esos atentados. Mi historia de vida era convencer con la palabra, y no con las armas”. Desde aquel tiempo –finales de la década de los ochenta- hasta el año 2014, Teresa se especializó en temas de igualdad desde su militancia feminista, desempeñando el cargo de técnica de Igualdad de Oportunidades en el Ayuntamiento de Estella durante varios lustros, justo hasta ser incluida en las listas de Podemos al Parlamento Navarro y salir elegida en la presente legislatura.
Ahora, de manera circunstancial, mantiene dedicación exclusiva a su nueva responsabilidad política. Su idea de futuro responde a una vuelta inmediata a su actividad profesional, una vez concluya la presente legislatura y su compromiso con Podemos y sus electores: “Me parecía muy interesante lo que decía Pablo Iglesias y, casualmente, me encontré con un amigo que me dijo que iba a una de aquellas reuniones de círculos de Podemos, previas a las elecciones de 2015. Me apunté, fui y me gusto lo que allí se decía. Después salí en listas y fui elegida diputada”. Teresa Sáez no se esconde a la hora de hacer autocrítica de las cosas que cree deben mejorar en Podemos: “A pesar de la horizontalidad con la que empezó el partido, es indudable que la figura de Pablo Iglesias marca una verticalidad que no veía cuando empecé en 2014… Soy libre y digo lo que pienso. Yo volveré a mi puesto de trabajo, una vez acabe la legislatura, reconociendo que estoy aprendiendo mucho y que estoy viviendo una gran experiencia”. Dentro de su tarea parlamentaria, la aportación de la diputada de Binéfar en temas de igualdad o violencia de género es indudable y reconocida. Sus intervenciones son habituales bajo el manto de la experiencia que atesora en unos temas tan complejos y, desgraciadamente, tan duros para las mujeres amenazadas y asesinadas. La tribuna parlamentaria y su proyección no erosiona el discurso acostumbrado y ágil de Teresa: “He tenido que hablar en público muchísimas veces a lo largo de mi vida. Eso no es un problema. Recuerdo, por ejemplo, las charlas que dábamos en las peñas de Pamplona –años noventa- para evitar los abusos sexistas que ya se daban en los sanfermines de entonces. A veces entrábamos y decían ¡ostras, están buenas!. Como si ser feminista y ser guapa fuera incompatible. Son los estereotipos machistas que están relacionados con la educación recibida. El respeto es siempre esencial, entre las personas y, por supuesto, entre las parejas”.
Su acta de diputada no le ha hecho olvidar la calle y sus posibilidades reivindicativas. De hecho, horas antes de nuestra entrevista, Teresa Sáez regresaba de Melilla, después de participar en la caravana Abriendo Fronteras: un movimiento social que recogíó a gente de toda España para, en autobús, viajar hasta Melilla con el objetivo de denunciar la continua y sistemática vulneración de derechos humanos que se da en aquella frontera. Como ejemplo, además de los sin papeles, las mujeres porteadoras y sus infrahumanas condiciones de trabajo: “Estuvimos allí tres días, y noté un gran cambio en las mujeres y su papel a la hora de denunciar lo que están viviendo. Ya no callan. Ahora levantan la voz contra lo que están viviendo”.
Paralelamente a su actividad diaria, Teresa Sáez no olvida sus orígenes binefarenses bien sostenidos por hermanos, sobrinos e incluso sobrinos-nietos. Dice hacer gala de su pueblo por allí donde va: “Villava, el pueblo donde viv, tiene una población similar a Binéfar. Siempre que puedo aprovecho para contarles que mi pueblo es especial por muchas razones”. Motivos que traen a Teresa cada poco a su Binéfar natal, aunque reconoce que ahora tiene su vida asentada en Villava: “Volver aquí en un futuro no lo descarto, pero ahora es difícil”. Aquí o allá, la palabra de Teresa Sáez seguirá reivindicando igualdades entre seres humanos, más allá del sexo, el origen o las ideas. Las suyas están claras.
TERESA SÁEZ BARRAO: Pedagoga, orientadora escolar. Desde 1997, Técnica de igualdad de oportunidades en Estella-Lizarra Especialista en políticas de igualdad y prevención Violencia de Género. Durante los años 90 trabajo en educación medioambiental tema del que es autora de diversas publicaciones. Concejala en los Ayuntamientos de Burlada y Villava entre los años 1983 y 1999, pertenece al Movimiento Feminista desde 1975. Cofundadora de la Plataforma de Mujeres contra la Violencia Sexista de Navarra, y fundadora del primer centro de atención a la mujer y casa de acogida en Navarra. Preside y coordina desde 1991 el servicio de atención a la mujer (ANDREA). Miembra de Lunes Lilas. Integrante de la red de lucha contra la pobreza, Saray (cáncer de mama), Frida (fibromialgia), ONG “solidaridad directa”, COMFIN y asamblea por el cambio de Navarra. Trabajó en coordinadora de ONGS en educación para el desarrollo y en la UPNA, en la plaza de técnica de igualdad. Colaboradora y tertuliana habitual en diferentes medios de comunicación navarros y del País Vasco. Autora de numerosos artículos, programas y ponencias sobre políticas de igualdad y violencia de género; temas sobre los que ha asesorado a Ayuntamientos y grupos de mujeres