Pilar y Paco forman parte de nuestra vida en Binéfar y de otras tantas en decenas y decenas de pueblos y ciudades del mundo. Ahora cumplen cuarenta años de titiriteros y bueno es reconocer lo que bien está. Y así viene ocurriendo desde el pasado mes de enero con múltiples presentes en forma de gracias: Gracias por haber creado treinta y cinco espectáculos de títeres, animaciones o pasacalles, además de libros y canciones; por hacer feliz a las personas; por llevar el nombre de un pueblo y de una comarca por allí donde no todos llegan; por hacernos sentir orgullosos de una pareja única y su troupe de artistas de las emociones líquidas; por actuar de verdad dando las gracias por ello; por hacer del público el primer ente animado objeto de todos los deseos del artista; por tener el primer Premio Nacional de Teatro para la Infancia y la Juventud; por responder siempre desde la furgoneta de Los Titiriteros de Binéfar el saludo de un niño; por ser ella la esencia auténtica, aquí o allá; por atrapar él los corazones de tantos que miran y sienten… Por todos los años que son cuarenta y por tantos que vendrán y nosotros queremos ver. Gracias «Titis».
¿Imaginabais un reconocimiento general tan evidente y regado de premios?
(Paco) Rotundamente, no. Fijamos este año 2018, porque fue en Monzón cuando en 1978 comenzamos a hacer funciones profesionales. Ya entonces estaban con nosotros Matías y Merce, que continúan hoy en la compañía. Cobrábamos 5.000 pesetas y la comida. Lo de la comida viene motivado por el padre de Pilar, el Sr. Paco Amorós, que era músico y siempre nos decía que ellos iban a los pueblos y los vecinos les daban de comer. A veces también se incluía la «dormida» si íbamos muy lejos. Pero a lo que vamos. Creímos que estos 40 años había que celebrarlos por diferentes motivos; número redondo, relevo en la compañía, nuevo libro, consolidación de Abizanda… Pero no esperábamos esta respuesta del público, de las instituciones… con momentos muy importantes como el premio recibido desde el Gobierno de Aragón o el de Joaquín Costa, en Monzón y también con momentos muy emocionantes como fue la representación en Imaginaria de Cómicos de la legua, en la plaza Padre Llanas. Creo que ha sido uno de los episodios más emotivos que hemos vivido sobre un escenario en los últimos tiempos.
¿Habéis echado alguno en falta?
(Pilar) No. Porque el que podía haber faltado, también lo hemos tenido. Nos referimos al reconocimiento de todos los compañeros de profesión, dentro de la X Gala del Teatro Aragonés, con motivo del Día Mundial del Teatro. Fue muy especial y nosotros lo valoramos mucho. De hecho, ya es un reconocimiento el hecho de que nos pidan, habitualmente, colaboraciones con otros compañeros o dirección de espectáculos de otras compañías. Eso quiere decir que aprecian nuestro trabajo y trayectoria, que ven ideas y que esas ideas funcionan.
¿Y una felicitación o reconocimiento que no se haya hecho público?
(Paco) Ha habido muchos, pero me quiero referir a uno que ha sido muy especial. Me ocurrió este año en Alicante. Al acabar la función, un chico se acercó y me dijo: «Yo hago teatro por ti». Le dije que me explicara la razón, y entonces me escribió una carta en la que me contaba que siendo niño nos vio en la plaza Mayor de Alicante representar el Bandido Cucaracha. Aquel día se prometió a sí mismo que quería ser como Los Titiriteros de Binéfar. Hoy es un clown y hace también cuentacuentos con títeres.
(Pilar) También nos hizo mucha ilusión el reconocimiento popular de la peña El Tozal en el desfile de este año. Ya tuvimos algo parecido por parte de la Kraba con motivo del Premio Nacional de Teatro.
(Paco) De toda esta movida, lo que más nos gusta es que la gente de Binéfar se sienta orgullosa de nosotros. No hay que olvidar que somos titiriteros; un género históricamente menor. Nosotros nos dedicamos a hacer feliz a la gente, tratamos de provocar la sonrisa y el juego (también la ilusión y la educación). El hecho de llevar el nombre de Binéfar por España y por el mundo durante tantos años, inconscientemente la gente vincula al pueblo ese juego, esa sonrisa y los vecinos aprecian el valor positivo que hemos conseguido unir al nombre de Binéfar.
¿Cuántos os dijeron en 1978 que estabais locos por dedicaros a los títeres, dejando de lado vuestra formación como maestros?
(Paco) Nosotros comenzamos hace cuarenta años, pero los primeros ocho compaginamos nuestra profesión de maestros con actuaciones, cada vez más, centradas en los fines de semana y periodos de vacaciones. En 1986 fue cuando decidimos dedicarnos por entero al teatro. Nuestras familias lo veían muy fuerte. Ya teníamos a Eva y a Marta y la decisión no sentó muy bien. El que nos entendía, nos acompañaba a más de una función y estaba más cerca de nosotros en el camino que tomamos fue el padre de Pilar; él había sido músico y empatizaba con los dos. Pero todos lo fueron asumiendo, poco a poco, viendo que las cosas nos iban bien, que cada vez trabajábamos más.
(Pilar) Mi padre era muy artista –tocaba la batería en la Ideal Jazz- y entendía lo que queríamos hacer. Ahora siento que él no haya podido ver todos los parabienes que hemos vivido en los últimos años. En cambio, mi madre sí que ha podido ir disfrutando de nuestros éxitos. Este último 8 de septiembre estuvo, por ejemplo, en la plaza de España acompañándonos en la actuación de Jauja.
Una imagen que perdura de aquellas primeras funciones de Pilar y Paco…
(Paco) Sí, sí. Tengo la imagen de una actuación en Binaced. Estábamos Pilar y yo en el escenario y el carricoche con Marta recién nacida lo teníamos detrás del teatrillo.
¿Cómo y por qué lo de Titiriteros de Binéfar?
(Paco) El nombre, gráficamente, viene de finales de los ochenta. Pero creemos que ya antes de entonces el nombre se estaba haciendo. Hay que ponerse en el contexto del boca a boca. En los pueblos, cuando querían contactar con nosotros hablaban de unos titiriteros que habían estado por allí, o en el pueblo de al lado y que eran de Binéfar. Entonces llamaban a algún familiar o amigo de Binéfar para contactar con nosotros o al mismo ayuntamiento. Cabe recordar que en la cultura popular rural, saber de dónde viene uno da seguridad: «Pero, ¿de dónde sois? ¿De Binéfar?». Entones nos dimos cuenta de que la identificación era perfecta: Titiriteros y de Binéfar. Es una manera de explicarle a la gente, desde el mismo nombre, más cosas. No renunciar al origen, ni ocultarse detrás de un nombre cualquiera.
Una compañía, doce empleados, una función… ¿cómo lográis separar empresa y escenario?
(Pilar) Lo fundamental es que las cosas las hemos hecho en familia y progresivamente. Y, sobre todo, el motivo principal de todo lo que hacemos es la función, el comunicar con el público, el disfrutar encima del escenario.
(Paco) No sé si trascendemos o nos hacemos antiguos. Quizá la generación de mis hijas lo ve diferente, pero la sociedad actual nos lleva a separar tiempo libre y trabajo. Pero yo renuncio a eso. Mi abuelo, disfrutaba con la burra volviendo del campo a casa; subiéndome a mí al animal, jugando en el camino… entonces, ¿estaba de tiempo libre cuando volvía a casa? No, estaba viviendo.
Una compañía, padres e hijos y una casa familiar… ¿se filtra la profesión en el hogar?
(Pilar) Sí, sí. Ya puedes ver cómo está el comedor de casa (lleno de moñacos por todos los lados). Es verdad que cuando hay que hablar una cuestión más seria, entonces hacemos una reunión en la oficina. Si se trata de comentar cosas agradables, la mesa del comedor es un lugar habitual de charla.
¿Por qué tenéis por costumbre despedir al público tras la función?
(Paco) Tiene que ver con la necesidad que tenemos de mostrarle a los chavales que una cosa es el cine o la televisión, y otra cosa muy diferente es el teatro. Que se den cuenta de que una persona de verdad está actuando para ellos. Hace veinte años, los chicos se referían a nosotros como dibujos animados. Entonces fue cuando creímos conveniente enseñarles que hay una persona ahí detrás. Al principio lo hicimos con trucos como tirarles agua o crear una primera escena delante del público, mirando al público.
¿Cómo se conoce un títere?
(Paco) Es como un instrumento musical. Es hacerlo tuyo; primero explorándolo, sabiendo qué quieres contar con el títere, qué técnica vas a utilizar, cómo va a gesticular… Así vas conociéndolo y haciéndolo tuyo.
¿Qué supuso para la compañía el Premio Nacional de Teatro para la Infancia y la Juventud 2009?
(Pilar) Ha supuesto mucho, pero ha sido con el tiempo cuando nos hemos ido dando cuenta. Una de las sorpresas que uno todavía experimenta es cuando los compañeros que ves por primera vez, expresan su admiración por la trayectoria de la compañía. Me pasó estas fiestas con el grupo Dubbi Kids, en la plaza de España. Al acabar, me acerqué a ellos para felicitarles por su actuación, y me sorprendió la respuesta que tuvieron al decirles quién era.
¿Qué obra no dejaréis de representar nunca?
(Pilar) Yo lo tengo clarísimo: Cómico de la legua. Para mí es como una catarsis con el público, no solo festiva, sino también emotiva. Lo disfruto mucho.
(Paco) En mí caso, Hombre cigüeña. Fue el primer espectáculo con Eva, fue como la segunda parte de la Raposa… Pero yo lo que quiero es no dejar de representar nunca, ninguna obra. Quiero morirme en un escenario (risas). Quiero estar hasta el último segundo que pueda. El escenario es mi patria. Es ese lugar donde ves que estás en tu sitio, el que más quieres. Mi cielo es estar subido a un escenario y actuar.
En vuestros teatrillos suelen ganar los buenos a los malos. ¿Por qué no suele ocurrir así en el mundo que nos ha tocado vivir?
(Paco) El concepto bueno y malo tiene que ver con tu sistema de valores. Por tanto es relativo. Nosotros intentamos dejar una puerta abierta a la esperanza. ¡Claro que hay enormes problemas en el mundo! Pero sigo teniendo fe en el hombre y en la mujer. Es posible que la escaramuza la ganen los malos, pero tenemos que albergar la esperanza que al final el mundo será solidario, justo, generoso… Espero que no lleguemos tarde. Como decía Labordeta: «Habrá que empujarla para que pueda ser».
¿Qué preparáis en esta parte final del año como cierre a la conmemoración de los cuarenta años de la compañía?
(Pilar) Parte de la compañía nos vamos a Costa Rica, estaremos en el Pilar, volvemos al Teatro del Mercado (Zaragoza), estamos preparando un libro de juegos, un nuevo disco, vamos a seguir con máxima actividad en Abizanda (abriremos para El Pilar, todos los Santos, puente de la Constitución) y también estamos preparando una exposición sobre los títeres en España para llevarla a Mercates (mercado de las artes escénicas), en Valladolid.
¿Qué te gusta más de Pilar sobre un escenario?
(Paco) Llevamos casi medio siglo juntos, y me sigue encantando su autenticidad. Ella es ella siempre, también sobre un escenario. Nuestras hijas la tienen como una referencia, y eso me gusta mucho.
¿Qué te gusta más de Paco sobre un escenario?
(Pilar) En general, lo admiro muchísimo. Pero me encanta cómo sabe conectar, improvisar, atrapar al público; y sobre todo en la calle que es más difícil todavía. Me fascina.